CAÍDA DEL CABELLO TRAS EL PARTO


 Lcausa principal es hormonal. Cada pelo vive entre dos y seis años y tiene un patrón de vida capilar que es cíclico. En el embarazo con el aumento de estrógenos y hormonas tiroideas que se produce en la gestación, mantienen a tu cabello en fase de crecimiento. Después del nacimiento de tu bebé, la mayoría de las hormonas vuelven a sus niveles normales y esto hace que el pelo que no se te ha caído durante el embarazo, porque estaba detenido en fase de crecimiento, se te caiga de golpe. 

Si lo normal es perder entre 50 y 150 cabellos al día, en el postparto se puede triplicar esta cifra. Además del factor hormonal, hay situaciones típicas en el postparto que te pueden influir en la caída del pelo. Por un lado, la pérdida de sangre que se produce durante el parto (vaginal o cesárea) al desprenderse la placenta. Si pierdes sangre, pierdes hierro, por lo que hay menos hemoglobina. Como la hemoglobina es la proteína que se encarga de transportar el oxígeno al folículo piloso a través de la sangre, al disminuir, tu pelo está menos nutrido y se cae.

Y Además, podemos añadir el estrés que produce la responsabilidad y la atención que requiere tu bebé las primeras semanas de vida unidas al cansancio y la falta de sueño. Este estado emocional afecta al bulbo piloso que se debilita y provoca que tu pelo se caiga con mayor facilidad.

La buena noticia es que esta caída del pelo después del parto es algo temporal. Y, sobre todo, que es totalmente recuperable. Al contrario que en otro tipo de alopecias, el efluvio telógeno no provoca daños irreversibles en el folículo piloso. Entre los seis y los doce meses después del parto, la situación de caída terminará. Porque el pelo habrá vuelto a su ciclo habitual de crecimiento, que se había visto alterado.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

- Trata bien a tu pelo, no abuses de secador y plancha

- Consulta con tu médico por si tienes deficit de hierro 

- Come bien, las dietas hipocalóricas afectan al folículo piloso

- Valora un tratamiento capilar


Artículo escrito por Lola Mosquera
Artículo revisado por Èlia Santiveri