La leche materna es un tejido vivo, dinámico y complejo que garantiza la adecuada nutrición del lactante como continuación de la nutrición intrauterina y, excepto en casos de gran desnutrición, casi todas las madres son capaces de producir leche en cantidad y calidad adecuada para su bebé, adaptada a su edad gestacional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF afirman que la lactancia materna reduce la mortalidad infantil y produce beneficios que llegan hasta la edad adulta y por eso la promueven como alimento ideal para los bebés durante los seis primeros meses de vida de forma exclusiva y, de forma complementaria, hasta los dos años. Eso incluye a los prematuros (nacidos antes de las 37 semanas de gestación), pues además en ellos ofrece grandes ventajas.
Los bebés prematuros nacen con el crecimiento restringido, comprometidos a nivel nutricional y fisiológicamente inmaduros, y por esta razón tienen necesidades nutricionales diferentes de los bebés a término. La lactancia materna es clave en el cuidado del bebé prematuro puesto que constituye un verdadero medicamento natural que ayuda a reducir la incidencia y la gravedad de algunas enfermedades típicas de la prematuridad (enterocolitis necrotizante, infecciones …) Tienes otros beneficios como la regulación de la glucemia, mejora el perfil del microbioma, mejora la progresión a la alimentacón enteral completa…
La leche materna tiene una composición diferente según la edad gestacional del bebé. El bebé prematuro requiere más proteínas y por esta razón la leche prematura presenta niveles más altos de proteína. También presenta niveles más altos de sodio, grasa y aminoácidos libres, algunas vitaminas y minerales. La leche prematura también tiene niveles más altos de factores inmunológicos, incluyendo células, inmunoglobulinas y elementos antiinflamatorios. Entre ellos destaca la lactoferrina, una proteína antiinfecciosa y antiinflamatoria cuya función es proteger al bebé contra la infección temprana.
En prematuros por debajo de los 1500 gramos o menores de 32 semanas de gestación la composición nutricional de la leche materna no puede cubrir completamente los requerimientos de calcio, fósforo, proteínas y calorías extra, por lo que se añade un fortificante de leche materna a la semana de vida que mejora los índices de crecimiento y desarrollo del bebé, conservando los beneficios inmunológicos, metabólicos y vinculantes.
La leche materna prematura va cambiando y adaptándose a cada etapa del desarrollo del bebé, van adaptándose los niveles de sus componentes hasta alcanzar las concentraciones presentes en la leche a término. En los niños prematuros a veces existen dificultades en la lactancia. Los prematuros por debajo de las 34 semanas de gestación tienen problemas para coordinar la succión, la respiración y la deglución, por eso deben ser alimentados a través de una sonda nasogástrica. Es importante estimular la succión no nutritiva. Los prematuros tardíos pueden ser amamantados directamente del seno de la madre, sin embargo, también pueden tener problemas para mantener la succión en la mama y obtener así suficiente leche para satisfacer sus necesidades.
Existen otras opciones para alimentarlos, como la técnica finger-feedding, con vasito, con relactador, entre otras. En algunas ocasiones las madres de recién nacidos prematuros no producen la cantidad de leche suficiente y no pueden ser alimentados de forma exclusiva con la leche de su madre. En estos casos se complementaría con leche de banco (leche humana pasteurizada procedente de una donante) si el bebé es de menos de 32 semanas de gestación, siempre con el consentimiento de los padres. La otra opción para bebés de más de 32 semanas de gestación es utilizar leche de fórmula para prematuros.
La leche materna en cada una de sus etapas tiene las características bioquímicas adecuadas para un período concreto de la vida del lactante, y para los bebés prematuros constituye un alimento “mágico” adaptado a sus necesidades. Por eso la importancia de promover la lactancia materna en el prematuro y dar las herramientas adecuadas para que sea un éxito, favoreciendo la estimulación del pecho tan pronto como sea posible, el método canguro, la succión no nutritiva y proporcionar la información adecuada antes y después del nacimiento.
Mami&Nurse
Artículo redactado por: Maria Cuchí
Revisado por: Lola Mosquera